Estuvieron juntos por mucho tiempo aunque a escondidas por que a su padre de la muchacha no le parecía dicha relación. Sin embargo como en todo noviazgo empezaron a surgir algunas diferencias que se convertían poco a poco en peleas que comenzaban a durar horas, días y al final su enojo duraba hasta por un mes.
Gabriel hacia lo posible por no discutir, pero en el fondo sentía que algo le pasaba a Jazmín, que no le permitía estar con ella como cuando lo estaban anteriormente. En una ocasión cuando se sentaban a charlar él le preguntó:
- ¿Qué tienes?
- ¿Te pasa algo?, últimamente te he notado un poco distante, y hasta un poco triste.
La joven al principio contestó que no tenía absolutamente nada, sin embargo al darle un pequeño abrazo ella soltó en llanto y le dijo que su padre le había prohibido volver a verlo, Gabriel volvió a tomarla de nuevo sobre sus brazos y le dijo que no temiera que hablaría de frente con su padre. Esa noche se despidieron y quedaron de verse al otro día en el lugar de siempre. Pero cual fue su sorpresa de Gabriel que Jazmín nunca llegó, pasaron los días y no sabía nada de ella, la fue a buscar pero no obtuvo respuesta alguna.
Pasaron meses y a Gabriel le ofrecieron una nueva propuesta de trabajo esta era irse del país para encargarse de una nueva empresa que se abriría en España; él pidió tiempo para pensar dicha propuesta y al final de unos días aceptó. Ese mismo día al regresar a casa observó que una mujer estaba parada frente a su portón, se acercó para brindarle ayuda y al verla se asombró tanto que parecía que se había congelado de la impresión, la mujer también se veía impactada, mientras por su mejilla rodaba una lágrima. Gabriel tomó aquella mujer entre sus brazos y la hizo pasar.
Se quedaron por un momento sentados y platicaron sobre lo que había sucedido, más tarde ella decidió retirarse del lugar, la volvió a citar para volverla a ver; le dijo que sería una cita especial, pero lo que ella no sabía es que la habría citado para despedirse.
Al otro día su casa se encontraba rodeada de velas, cortinas rojas y una botella de champaña, el vestía de traje negro muy elegante por cierto, estaba acomodando la vajilla cuando tocaron el timbre. Era aquella joven, se veía realmente hermosa, el la dejó entrar mientras le decía:
- Jazmín ¡Te ves hermosa! Se me había olvidado lo bien que te queda ese color.
Pasaron a la sala y le invito una copa de vino, mas tarde pasaron al comedor para degustar de una rica cena mientras sus corazones palpitaban rápidamente. Con el ritmo de las copas y la música comenzaron a bailar, el iba a decirle el motivo de la cena pero ella dijo:
-Guardemos por un momento silencio…
Mientras ella se acerco suavemente y le brindo un beso apasionado.
Después de aquel beso ella se rió con ternura y el le susurro al oído:
- Hermosas perlas,
Salen de tu boca,
Cada vez que me sonríes.
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