LA DESPEDIDA DE UN GRAN AMOR.
Por el año 1950 surge el amor entre dos jóvenes adolescentes, muchos dirían que fue amor a primera vista ya que se conocieron en una paletería. Ella venía de una gran familia acomodad y adinerada; mientras que el era solo un supervisor de una empresa pequeña. La historia de este gran amor comienza así:
Era un lunes por la mañana cuando la joven decidió salir por un momento de su casa para dar un pequeño paseo y conocer su nuevo entorno, ya que no tenía mucho tiempo de haberse cambiado de domicilio por motivos de trabajo de su padre. Camino unos metros cuando vio una paletería y se acercó para comprar un helado, ene se mismo momento entró a esa misma paletería un joven, el cual quedó completamente cegado por la belleza de aquella muchacha sin temer a lo que ésta le contestara inmediatamente le preguntó:
-¿Cuál es tu nombre?
Ella un poco sorprendida amablemente le contestó:
-Mi nombre es Jazmín y el tuyo.
-Yo me llamó Gabriel. Contestó, mientras su rostro se enrojecía de la pena.
Él le compró un helado y la invitó a dar un paseo por el gran parque de la ciudad, ella un poco tímida aceptó aunque le dijo que no podía estar mucho tiempo por que tenía que regresar a casa. Así pasearon un par de horas, después él la acompañó de regreso.
Durante el día y la noche el joven no dejaba de pensar en aquella hermosa mujer. La joven era hermosa, tenía un cabello largo de color negro que se deslizaba por su espalda, sus ojos eran color azul, sus labios carnosos y con un color rosado, su piel se veía tan delicada y suave que lo invitaba a recordar un cuento de princesas.
Por otro lado Jazmín tampoco dejaba de pensar en aquél joven apuesto, él era alto, de piel morena clara, ojos grandes con mirada seductora, labios delgados y una voz que no había escuchado jamás.
Pasaron los días y ansiosos por volverse a ver, en una ocasión se volvieron a encontrar sus ojos intercambiaban miradas invitando uno al otro a acercarse; Gabriel emocionado se acercó a ella y la volvió a invitar a salir.
Salieron por varios días, meses hasta que en una de sus citas el joven apuesto le dijo:
- Jazmín, quiero que sepas que en todo este tiempo no había podido decirte lo que siento por ti por miedo a que me rechaces, pero hoy me he decidido y quiero pedirte que seas mi novia.
La joven se quedó callada por un momento, y lanzando un suspiro al aire contestó:
- No tienes que sentir miedo, eres un hombre que me respeta y has demostrado que me quieres, y sí quiero ser tu novia.
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